Hace un año hoy, Wilma me llevo tres tejas. Vaya, no mes las llevo, me las aflojo.Sin electricidad, sin gasolina, sin agua. Viviendo como en la Habana pero con comida, libertad y esperanza.
Wilma fue una jodienda pero lo que mas recuerdo de esos días es a un muchacho llamado Raúl.
Raúl, un cubano recién llegado, se apareció como a los cuatro días dando vuelta en una camioneta con su padre pues estaban arreglando techos. Me dijo que teníamos un montón de tejas flojas y me dio un precio. Les dije que si.
Cuando la gente del barrio vieron a los cubanos encaramados en el techo, empezaron a contratarlos porque había una gran escasez de “rooferos”.
Lo que mas cómico de Raúl y su familia es que me confesaron que ellos en si, no arreglaban techos, pero hacían hasta rayo encendido. Así es que me “resolvieron” el techo. Tenían a un amigo que si arreglaba tejas, y por un celular se comunicaban con el amigo quien le baba instrucciones y ellos así iban resolviendo.
En los días, semanas y meses después de Wilma, era imposible conseguir tejas pero no para ellos, que por resolver, consiguieron lo inconseguible en la republica de Hialeah.
Y cuando vino el tipo del seguro y vio el trabajo que hicieron Raúl y su familia quedo impresionado. Si le hubiéramos hecho el cuento , talvez se hubiera caído del techo.
Raúl y su Familia arreglaron casi todos los techos de mis vecinos. Y esos techos, que veo todos los idas, son un monumento a Raúl , los miles como el, mi pueblo, que hacen hasta rayo encendido, consiguen lo inconseguible y resuelven.
Mas de Raúl y su historia otro día.
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